Nos adentramos ya en fechas navideñas, épocas de consumo desaforado, regalos y también nuevos deseos para el año nuevo. Pues bien, aquí van los nuestros.
¿Por qué no reducir un poco nuestro consumo digital para contribuir a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero? Recuperamos un artículo de la revista especializada en consumo sostenible Opcions que intenta bajar a tierra la realidad de Internet y sus múltiples servicios, su aspecto material y el impacto energético que tiene sobre nuestro planeta. 100 millones de servidores de datos, algunos en granjas de más de 100.000 kilómetros2; 900.000 kilómetros de cables de fibra óptica; datos que dan la vuelta al mundo antes de llegar a nuestros ordenadores; búsquedas que tardan menos que un pestañeo y aún así nos parecen lentas; redes que podrían llegar a consumir el 15% de la energía global;… Muchos datos de los que ya hemos hablado en otras ocasiones. Y aunque, con todo, hay estudios optimistas que encuentran un balance positivo en relación al efecto global de la digitalización en el consumo energético, son cifras y datos suficientemente alarmantes como para plantearnos un uso más moderado de las redes. Bastaría con reducir un poco el uso más superfluo que hacemos a diario de nuestras aplicaciones: ¿quizá pasar algo menos de tiempo en las redes para estar más con personas cara a cara? ¿quizá sacrificar algunas de nuestras numerosas entradas y mensajes en redes en aras de un descenso global del consumo energético?
Junto a ello, un segundo deseo: ¿podríamos optar por aparatos tecnológicos más sostenibles? Ya hemos hablado otras veces de altavoces no electrónicos para acompañar a nuestros smartphones; también de la realidad del Fairphone para cuando necesitemos cambiar de móvil. Presentamos ahora los ordenadores de Iameco, empresa irlandesa que desarrolla los primeros ordenadores sostenibles del mundo. Esta compañía, que aparece en el documental «Death by design«, lleva más de dos décadas trabajando en estos productos, que ya son una realidad. Según sus informaciones, cuentan con una vida tres veces más larga que los dispositivos convencionales; un diseño modular que permite fáciles actualizaciones; sin muchos de los materiales contaminantes habituales en los ordenadores; con menor consumo energético; y presentados en carcasas de madera sostenible. ¿Se puede pedir más? Sin duda, que pudieran ser algo más económicos. Pero este tipo de productos nos enfrentan a la realidad de lo que deberían valer las cosas si respetáramos el medioambiente y la vida de las personas que los producen (sin perjuicio de que una mayor demanda abarataría costes, como también ocurre con el Fairphone). El ordenador de sobremesa alcanza los 850€ (el portátil no se encuentra actualmente en la tienda online de la empresa). De otro lado, también cuentan con periféricos como ratones, teclados y pantallas externas. Teniendo en cuenta una vida útil tres veces superior a lo habitual, su fácil actualización y su sostenibilidad, no resulta una opción nada desdeñable. ¿Pensamos en ello para cuando nos toque renovar equipo?
Mientras tanto, felices fiestas y contribuyamos todos/as a un nuevo año más sostenible!