En este día del Black Friday en el que se fomenta el consumo desaforado (posterior al nuevo «día del soltero» y previo a las ya de por sí hiperconsumistas navidades), nos hacemos eco del último informe publicado por las Naciones Unidas sobre el crecimiento de la basura electrónica en el mundo.

Con datos de 2022, en ese año se generaron un total de 62 millones de toneladas de basura electrónica en el mundo, con un aumento del 82% desde 2010 y con una previsión de llegar a las 82 millones de toneladas en 2030 (nótese que en el informe anterior de 2019 la previsión para 2030 era de 74 millones, por lo que las previsiones se superan). Según cálculos de los autores, esta cantidad de basura electrónica daría para llenar 1,55 millones de camiones de 40 toneladas, suficientes para -puestos en línea- dar la vuelta al ecuador.

De estas 62 millones, solo un 22,3% pudo ser recuperada y tratada adecuadamente. Esto implica que 58 mil kg de mercurio y 45 millones de kg de plásticos con retardantes de llama bromados, sustancias altamente contaminantes, son vertidos al medio ambiente cada año, aunque también gracias a esta recuperación 900.000 millones de kg de mineral no necesitaron ser extraídos y se evitaron 52.000 millones de kg de CO2e.

Obviamente no todos los países generan la misma basura electrónica, estando los europeos a la cabeza.

Las tecnologías digitales de la información, que más directamente nos ocupan en este blog, representarían un 11% del total de esta basura electrónica.

Según estimaciones de los autores del informe, no recuperar adecuadamente ese casi 78% de la basura electrónica equivaldría a estar tirando a la basura 63.000 millones de dólares.

Como se viene denunciando repetidamente, gran parte de esa basura termina siendo exportada ilegalmente a países del Sur Global donde se somete a un proceso de recuperación artesanal con graves consecuencias para la salud de las personas y los entornos.

Mientras, se sigue fomentando el consumo desaforado que contribuye a un problema este de la basura electrónica que no deja de crecer.

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