Hemos hablado varias veces en este blog de Agbogbloshie, uno de los mayores vertederos electrónicos del mundo y sin duda el más famoso, convertido en icono del desastre humano y medioambiental que supone la acumulación de basura electrónica que generamos en los países enriquecidos y que termina de manera ilegal en los países empobrecidos. Hace unos meses, esta realidad ha empezado a transformarse con el desmantelamiento sorpresivo del vertedero, como relata este artículo de Sara Domínguez y Claudia Bosch publicado en El Salto y del que nos hacemos eco.

Lo que en principio podría parecer una buena noticia tiene su cara oculta, pues el desmantelamiento deja sin medio de subsistencia a toda una red que vivía en torno al vertedero y, lo que puede ser peor, como nos comentaba Sara Domínguez en conversación telefónica, lo único que puede lograr es distribuir esta problemática a micro-vertederos repartidos ahora por toda la ciudad de Ghana y alrededores, pues los desechos electrónicos siguen llegando y la necesidad de las personas implicadas de subsistir no desaparece. Esta atomizaci´ón puede hacer más difícil gestionar y controlar esta actividad.

Como afirman las autoras del artículo, un problema global como éste requiere de una solución global. Mientras apenas un 20% de los más de 50 millones de toneladas de basura electrónica que se generan anualmente en el mundo tenga un tratamiento adecuado, el resto seguirá alimentando esta cara oculta de nuestra vida tecnológica.

Mercado en Agbogbloshie junto al vertedero. Fotos de Sara Domínguez
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