Utilizamos este título tomado del periódico Diagonal por ser quizá el más gráfico a la hora de glosar el informe publicado por Amnistía Internacional, elaborado conjuntamente con African Resources Watch (Afrewatch), en el que por primera vez se ha realizado la trazabilidad de este mineral utilizado en las baterías de litio de nuestros teléfonos móviles y ordenadores portátiles, entre otros dispositivos, para comprobar cómo es extraído en gran medida de minas ilegales en la República Democrática del Congo gracias a la explotación infantil para terminar en nuestros bolsillos al adquirir tecnologías de grandes empresas multinacionales, algunas de ellas de reputado nombre (algo que ya sabemos que ocurre también con otros minerales como el coltán).
En concreto, se ha podido mostrar cómo hasta 16 compañías utilizan ese mineral manchado de sangre y explotación: Microsoft, Apple, Huawei, Lenovo, Daimler, Volkswagen, HP Inc, Samsung electronics, Samsung SDI, Sony, Tianjin Lishen Battery Joint-Stock Co, Vodafone Group, Tianjin Bamo Science and Technology, Coslight, Inventec (propietario del fabricante de móviles OKWAP) y LG. Por cierto que al ser preguntadas directamente por los investigadores sobre esa relación, la mayoría recurren a las evasivas. «Muchas de estas multinacionales dicen que tienen una política de tolerancia cero con el trabajo infantil. Pero esta promesa no vale ni el papel en que está escrita, cuando ni siquiera investigan a sus proveedores. Sus afirmaciones simplemente no son creíbles», critica el investigador Mark Dummett en el informe. “Los riesgos para la salud y la seguridad convierten la minería en una de las peores formas de trabajo infantil. Unas empresas cuyas ganancias globales ascienden a 125.000 millones de dólares no pueden afirmar con credibilidad que les resulta imposible comprobar de dónde proceden los minerales esenciales para sus productos”, añade.
Y concluye haciendo un llamamiento a todos los usuarios, nosotros, para que cuestionemos a las empresas a las que compramos nuestros dispositivos si realmente pueden asegurarnos que estamos adquiriendo productos libres de explotación infantil. «Millones de personas disfrutan de los beneficios de las nuevas tecnologías pero raramente se preguntan cómo se fabrican […] El glamuroso escaparate de la tienda y todo el marketing de las tecnologías suponen un cruel contraste con los niños llevando sacos de rocas y mineros en estrechos túneles hechos a mano exponiéndose a daños pulmonares irreversibles».
Sin duda, parece que solo la presión ciudadana logrará que algo cambie en este perverso sistema económico.
Resumen del informe accesible en el artículo citado de Diagonal o en este otro de El País. También a través de este vídeo de presentación del estudio (en inglés).
Imágenes tomadas del estudio de Amnistía Internacional.